jueves, 24 de julio de 2008

Curiosidades (I)

La mujer subió a la camioneta con prisa, no porque la tuviera, sino porque el brocha le pidió que fuera "breve".

Al estar dentro, observó a su alrededor y no ubicó un espacio para acomodarse. La camioneta iba llena y el chofer tenía urgencia de velocidad.

Un acelerón puso en riesgo su equilibrio, así que el único reflejo que tuvo fue apoyar su mano derecha contra el techo y la izquierda se quedó agarrada del tubo de la puerta de entrada.

Cuando levantó la vista, un hombre calvo, de ojos claros, camisa negra y pantalones acid wash le sonrió con picardía.

Ella no se había percatado... lo tenía encerrado entre sus brazos, aprisionado contra la ventana de la camioneta.

Y cada vez que aceleraba el chofer, su nariz accidentalmente rozaba el cachete del calvo, quien no hacía más que "hacerse el loco" y seguir sonriendo.

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