jueves, 15 de enero de 2009

Otro ratito!!!

Es obvio que si me levanto temprano, puedo tachar casi todos los pendientes del día porque me da tiempo para hacer más cosas.

Pero, con este frío, las mañanas son difíciles. Me toma mucho tiempo despegarme de las chamarras y desprenderme de la pijama.

Hay días en los que siento como si mi cuerpo estuviera sumergido en una piscina de algodón. Y cada vez que me muevo, todo se vuelve a acomodar y se ajusta suavemente en mi piel.

Es la única certeza del día.

1 comentario:

Anónimo dijo...

UNA SOLA CERTEZA...

Si me ves cansada fuera del sendero,
ya casi sin fuerzas para hacer camino.

Si me ves sintiendo que la vida es dura, porque ya no puedo, porque ya no sigo...

ven a recordarme cómo es un comienzo, ven a desafiarme con tu desafío.

Muéveme en el alma, vuélveme al impulso, llévame a mí misma.

Yo sabré entonces encender mi lámpara en el tiempo oscuro, entre el viento frío.

Volveré a ser fuego desde brasas quietas, que alumbre y reviva mi andar peregrino.

Vuelve a susurrarme aquella consigna
del primer paso para un principio.
Muéstrame la garra que se necesita
para levantarse desde la caída.

Si me ves cansada fuera del sendero,
sin ver más espacios que el de los abismos. Trae a mi memoria que también hay puentes, que también hay alas que no hemos visto,

Que vamos armados de fe y de bravura, que seremos siempre lo que hemos creído.

Que somos guerreros de la vida plena, y todo nos guía hacia nuestro sitio.

Y que un primer paso, y que un nuevo empeño, nos lleva a la forma de no ser vencidos.

Que el árbol se dobla, se agita, estremece, deshoja y retoña, pero queda erguido.

Que el único trecho que da el adelante es aquel que cubre nuestro pie extendido.

Si me ves cansada fuera del sendero,
solitaria y triste, quebrada, herida.

Siéntate a mi lado, tómame las manos, entra por mis ojos hasta mi escondrijo.

Y dime . . . ¡SE PUEDE!, e insiste,
¡SE PUEDE!, hasta que yo entienda que puedo lo mismo.

Que tu voz despierte, desde tu certeza, a la que de cansancio se quedó dormida.

Y, tal vez, si quieres, préstame tus brazos, para incorporarme, nueva y decidida...