lunes, 1 de junio de 2009

Pienso y luego actúo

Mientras leía el artículo que publicó Walda Barrios* este domingo "El empoderamiento a través de la construcción de capacidades" (inserto de FLACSO, Diálogo No. 3, Junio de 2009), vinieron a mi mente dos situaciones extremas que viví hace semanas.

En base a eso, tomo varias ideas de su texto y las comparto con ustedes para que las reflexionemos.

Walda habla de cómo la educación le brinda herramientas a las mujeres para reivindicar sus derechos. Se refiere, por supuesto, a la necesidad de llevar esas herramientas a las mujeres indígenas y rurales. A eso le llama "empoderamiento".

En ese marco, menciona cómo desde la firma de los Acuerdos de Paz, muchas de esas mujeres forman parte ya de foros, debates públicos y procesos de formación.

Sin embargo, también reflexiona:

"...ahora hemos caído en el activismo y dejado de lado la reflexión y la lectura analítica".

Menciona a autores como Gramsci y Paulo Freire, quienes recomiendan que el proceso de educar para empoderar, empiece por una toma de consciencia, que siga con un cambio de mentalidad y luego que se comprenda "realista y correctamente" la ubicación de la persona en la naturaleza y en la sociedad.

Todo ello, le da la posibilidad a una mujer, "de analizar críticamente, causas y consecuencias, y establecer comparaciones con otras situaciones y posibilidades, para concluir con la acción eficaz y transformadora. Este proceso constituye la praxis de la libertad; es el desarrollo del pensamiento crítico".

Ella afirma que el empoderamiento se entiende desde dos dimensiones: el poder dentro de la mujer misma (autoestima) y el poder para posicionarse y reivindicar sus derechos.

Y a pesar de que esto lo analiza para explicar la importancia de la educación de la mujer indígena, me parece que también describe el proceso para evitar lo que afirmaba al principio: caer en el activismo sin reflexionar.

Traigo esto a colación, no sólo por las mujeres feministas que he conocido en mi vida (cuyo activismo me ha afectado personalmente y siempre me ha decepcionado), sino por cualquier persona de este país que, en su búsqueda de la justicia, cae en los extremos.

Lo mismo sucede con el periodismo. Hay quienes se dejan llevar por la idea de "transmitir la verdad", de "ejercer la libertad de expresión", pero poco analizan antes de publicar.

Si algo he aprendido yo con este blog, es eso. Tengo la responsabilidad -al menos, así lo siento- de aportar algo en este espacio. Y lo voy asumiendo, poco a poco.

Me gusta que una feminista como ella, haga este tipo de reflexiones dentro de su agrupación. Este texto fue discutido en la Junta Directiva de la Unión Nacional de Mujeres Guatemaltecas, que ella preside.

Me parece que eso nos hace falta a muchas personas en este país. Especialmente, a las personas que están empoderadas y tienen como misión, empoderar a otras.

Hay que tener mucho cuidado con los impulsos del activismo, más aún, cuando estamos buscando el bien de otros.

Es difícil, pero no imposible.

*Guatemalteca, docente de la USAC, responsable del Programa de Género de FLACSO, presidenta de la Unión Nacional de Mujeres Guatemaltecas y ex candidata a la Vicepresidencia de la República en el año 2007.

2 comentarios:

Seletenango dijo...

Buenísimo!, los extremos pueden llegar a hacer mucho daño. También debemos investigar antes de emitir una conclusión para no caer en injusticias...de eso se trata todo, la imparcialidad es importantísima para todo periodista, analizar, investigar...Usar el activismo para educar, hacer valer, no para dañar, para sed de venganza...

GavilaSavilaMavila dijo...

Uy amiga, qué bien condensaste lo que Walda Barrios expuso en el citado texto... tomaste lo mejor y nos lo compartiste. Gracias. Y estoy de acuerdo, los extremos, muchas veces hacen daño...también hay grises y hay que aprender a matizarlos. Justo ahora, entre tanta polarización social, es necesario ese análisis crítico y como bien lo exponés también desde el periodismo, es importante que esta profesión se ejerza de manera responsable, sin intereses particulares ni subjetividades.