jueves, 4 de febrero de 2010

Un lago para la casita del bosque

Acabo de empezar un nuevo trabajo. Apenas llevo cuatro días y ya siento como si hubiera pasado un mes... Ufff, las jornadas han sido intensas y así seguirán, lo intuyo.

Este ambiente laboral es muy-muy diferente al que tenía hace una semana. Totalmente lo contrario: mucha seriedad, poca solidaridad y un montón de desconfianza por entre los cubículos. Afortunadamente tengo a la compañera de área de mi lado. Disfruta pasándome todas las responsabilidades porque el puesto de trabajo tiene los ojos de muchas personas encima. Yo creo que lo empecé con el pie adecuado.

Con esta nueva intensidad en mi vida, la casita del bosque se convierte en el lugar más codiciado del día. Hoy pasé por ahí durante el almuerzo, con la excusa de ir a dejar unas cosas. Se me había olvidado que al mediodía el sol hace brillar las paredes grisáseas del exterior de mi guarida y que el viento me hace cerrar los ojos para imaginar lo bien que quedaría un lago en el fondo del barranco.

¿Cómo le puedo hacer para que aparezca y que pueda jugar con los dedos de mis pies en su agua cristalina?

3 comentarios:

thisisnotabloggerblog3 dijo...

Éxitos en tu nuevo trabajo. Yo también estoy a punto de empezar en otro lado. Siempre son difíciles los cambios de ambiente, de gente y de rollo. Ojalá que todo te (nos) salga bien.
Y felicidades porque, aunque no tenga lago, tu casa es un refugio que mucha gente envidiaría.

Axelin Coffee dijo...

A mi también me pasa, al final de un día siempre me trazo una meta: una cerveza escuchando jazz, leer algo o antes de dormirme subir a la terraza y contemplar las estrellas.
Saludos amiga

Prado dijo...

hay que dejar que llueva y se laven las cosas. hoy ya llovizna. Suerte en tu nuevo trabajo.