miércoles, 7 de abril de 2010

¿Autocompleta? No lo creo.

Durante mucho tiempo intenté ser una mujer diferente al estereotipo que siempre me rodeó. Ya que crecí en colegios católicos y de monjas, me propuse ir en contra de todo lo establecido para una mujer: no quería casarme, no quería tener hijos, tampoco quería guardar mi virginidad hasta los 40, no usaba maquillaje, ropa ajustada y mucho menos tacones altos. No me gustaba el 14 de febrero ni celebraba ningún aniversario de noviazgo.

Yo estaba convencida de que me atraía todo lo contrario y que era una de las pocas muchachitas conscientes de lo que sucedía en el mundo, en mi país, en las adolescentes de mi generación. Pensaba que el ser independiente y vivir sola era suficiente para demostrar mis capacidades y la seriedad con la que me tomaba aquel modus vivendi.

Pero, al final de mis veinte años, tras varias situaciones y personas que se atravesaron en mi camino, he reflexionado acerca de aquella rebeldía. Mi cuerpo entero me obligó a sentarme y ver para atrás.

Así, me di cuenta de que no podía luchar contra mi naturaleza femenina. Que sí, me gustan los tacones altos, que me gusta intentar maquillarme de vez en cuando, que me preocupo por cómo se ve mi cabello, por la ropa que uso y sobre todo, por mi salud. Lo del matrimonio y los hijos ha de ser otra época de análisis a la que aún no he llegado, pero al menos, sí me estoy cuestionando la necesidad que tengo de compartir mi vida con una pareja.

Eso que dicen los motivadores y los religiosos, aún no lo puedo poner en práctica porque no sé ni cómo empezar: auto-complementarme. Según esa teoría, no debiera necesitar a nadie para poder sentirme completa. Pero ¿eso cómo se logra? ¿Realmente existe o está dirigido a los más elevados de espíritu?

Todavía estoy intentando descifrarlo.

Lo que me pasa es que al final de un día exitoso en el trabajo, o mejor aún, al final de un día en el que recibí la más linda señal para continuar caminando hacia mi sueño, me entran unas ganas locas por llegar a casa y contárselo a alguien que no sea el grillo del bosque ni el zumbido de la noche. O simplemente, relatar cómo estuvo mi día mientras me pongo la pijama y brinco a la cama para acurrucarme entre las chamarras.

No estoy perdiendo el optimismo porque sigo sintiendo que este será para mí, un año muy positivo. Tal vez es sólo que, hoy es uno de esos días en los que añoré un abrazo de orgullo y felicitación de una pareja que no existe.

Foto de www.cverbelun.addr.com

4 comentarios:

Seletenango dijo...

Hay señoooooo!, todo es tan complejo en cierto punto de la vida!

Allan Martínez dijo...

Uy, me llegó. Como dice Selene... Uy seño cuando le ataca lo "beautiful lady" es un nocaut.

Duffboy dijo...

De que existe existe, amiga. Ojalá este año sea uno de muchos logros para ti, con todo y esa voz al otro lado de la línea, cual canción de Sarah McLachlan.

Wendy García Ortiz dijo...

Muchas gracias ;o)