Este aire caliente, denso y sofocante trae por bocanadas a mi balcón, sonidos tex mex que suben y bajan de volumen. Al mismo tiempo, una tonada de mariachis se introduce por debajo de la puerta. La abusiva se oye más cercana que la primera.
Intento cerrarles el paso a las dos invasoras, sacar de mi casa lo que ya lograron entrar, echarlas con insultos y patadas, pero no lo logro. No puedo luchar contra el viento que me las restriega en la cara y obliga a que las absorban mis orejas.
La chicharra del bosque se ríe con su rechinido constante de mi batalla perdida y me recuerda que así suenan los domingos en este lado de la ciudad.
2 comentarios:
Hola Wendy: aquí resuena un predicador desgañitándose desde el otro lado del barranco, impresionante volumen.
feliz domingo
Decidido!! debemos emigrar al interior!! :)
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