Siendo Eduardo un mercader muy conocido, se pasaba la vida viajando por lugares lejanos y conociendo gente cuya avaricia era peligrosa. Si el monstruo se enteraba que mantenía contacto con Amanda, muy fácilmente podría acecharla.
Entonces, ella decidió amanecer cada día con una sonrisa y barrer desde muy tempranito todo rastro que aquel mercader había dejado en su casa del bosque. Tenía que sacar de una vez por todas cualquier huella que pudiera oler el Abandono.
Por eso, Amanda estará eternamente agradecida.
Foto de: www.aurorabitzine.com
1 comentario:
Sí, se agradece más eso que el esterno estira y afloja y el estar pero sin estar!!!!
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