lunes, 29 de marzo de 2010

Carta para una niña

Querida Wendy, no me lo vas a creer pero yo llevo el mismo nombre que tú. La gran diferencia es que yo tengo 32 años y tú tienes 10. Te escribo esta carta para contarte que he podido verte a ti en el futuro. ¡No te miento! Tengo algunas cosas qué confesarte, pero antes de entrar en detalle, quiero recomendarte algo muy importante: guarda este papel en un lugar que sólo tú sepas, para leerlo cuando te sientas triste y sola. Junto a él, debes tener dos libros de cuentos: “Alicia en el país de las maravillas” y “Peter Pan”.


Yo sé que tus papás nunca te han comprado uno de esos, pero no tengas miedo de pedírselos. Aprovecha el 20 de cada mes, cuando te toca recibir tu inyección de penicilina. Tu papá te prometió comprarte lo que quisieras si no llorabas, ¿recuerdas? En lugar de pedirle bombones ácidos, pídele estos cuentos, te prometo que no te arrepentirás. Te lo digo porque en ellos encontrarás mensajes que te servirán para toda la vida. Si no entiendes algo, pregúntales a tus maestras, yo sé que les tienes más confianza que a tu mamá y estoy segura de que ellas te ayudarán. A medida que vayas encontrando las respuestas, apúntalas en tu diario. Te servirán mucho cuando sientas que te están sucediendo cosas feas.


Pues bien, regresando a lo que te decía del futuro, voy a tener que reservarme algunas cosas como lo hacen las buenas hadas madrinas, sólo te diré que has empezado a vivir muy tarde y eso ha provocado que muchos se aprovechen de ti.


A mí se me ocurre que hagamos algo para cambiar ese porvenir, ¿qué te parece? Para empezar, puedes encapricharte con tus papás e insistirles en que quieres hacer tu secundaria en un colegio mixto. Si no te hacen caso, inténtalo de nuevo cuando salgas de los básicos, esa será tu última oportunidad. Tú eres una niña muy obediente y bien portada. No creo que te lo nieguen. Será muy difícil lograrlo, pero te juro que aprenderás muchas cosas si convives con hombres a esa edad. Tú sabes cuidarte, pero tienes que ser muy fuerte y golpear de regreso con palabras o con los puños si te hacen daño. Aunque les tengas miedo a los niños, cuando te gradúes te darás cuenta que el haberlos sobrevivido te dejará mucho aprendizaje.


La segunda estrategia es que no dejes de ir a la biblioteca. Ve a explorar ese salón que te da tanta curiosidad. Te aseguro que te enamorarás de muchos títulos y eso te dará ideas para escribir en tu diario. Por cierto, cuélgate la llave de ese cuadernito en una cadena y nunca te la quites del cuello, ni aunque te bañes.


Otra cosa que debes tener siempre presente es que tus ganas de viajar y conocer otros países no son descabelladas. ¡Hazlo! Pregúntales a tus maestras por los programas de intercambio que existen. ¡Tú no lo sabes y tus papás tampoco, pero hay personas que te pagan un viaje sin que tu familia tenga que poner dinero! Con eso convences a tus papás más rápido y si te apoyas de tu maestra, con las buenas notas que siempre sacas, no verá razón para no ayudarte.


La última cosa que se me ocurre es que no le pongas corazón a los comentarios que hace tu mamá cuando te ríes a carcajadas. Te dice que te tapes la boca porque tienes dientes de conejo, pero es mejor que pienses que está bromeando. Tú eres linda y tienes un brillo especial que no debes permitir que nadie te lo opaque.


No te preocupes si ahorita tus papás no te dejan jugar en la calle como lo hacen tus vecinos, ni te dan permiso de llevar amiguitas a la casa o de ir a visitarlas. Tienes que comprender que sólo intentan protegerte, pero si sigues mis consejos, esto no te afectará tanto.


Si me haces caso, tendrás una vida muy diferente a la que yo pude ver en tu futuro. Estará más llena de experiencias que te harán crecer como se debe. Y te repito: cuando te sientas sola y triste, vuelve a leer esta carta, hojea los cuentos de Alicia y Peter Pan. Ahí verás que las niñas siempre sobreviven a las tristezas, a los problemas de adultos, las injusticias y el llanto.


Me despido con una idea que pasó por la cabeza de la hermana de Alicia y que ahora pasa por la mía: tú conservarás, a lo largo de los años, el mismo corazón sencillo y algún día harás brillar los ojos de otros pequeños al contarles un cuento extraño, tal vez muy parecido a esta carta que te regalo.



P.D. Cuida mucho a tu hermana Karina. No permitas que tus papás la comparen contigo. Defiéndela cada vez que la veas en problemas. Acompáñala en sus aventuras y ocurrencias, te la pasarás muy bien.

viernes, 19 de marzo de 2010

Alicia, la sobreviviente

Es cierto que el cuento original de Carroll, Alicia en el País de las Maravillas, tiene muchos más detalles que la película de Tim Burton. También es cierto que para muchos hombres, esta versión no fue de su agrado y se quedaron dormidos. Y también reconozco que este relato se puso de moda.

Pero, por sobre todas esas cosas, me gustaría rescatar algo que me hizo mucha ilusión: el mensaje que la película les deja a las niñas.

Para empezar, les dice que la mujer puede decidir su futuro, es capaz de derrotar a grandes rivales, sortear diversos obstáculos, puede incursionar en negocios regidos por hombres y superar sus propios miedos al enfrentarse a los más oscuros caminos.

Al menos a mí me sirvió de recordatorio y me llenó de esperanzas. Por eso me gustó la película.

Ah sí... y una vez más me disfruté la actuación de Johny Depp.

domingo, 7 de marzo de 2010

Tanes de escultora

Esculpir significa modelar, tallar o vaciar objetos o figuras de bulto trabajando o labrando diversos materiales, como barro, piedra, madera o bronce. Así lo dice el diccionario Manual de la Lengua Española Vox, de la editorial Larousse. Y justamente eso hice hoy por la tarde.

Me inscribí en un taller gratuito que ofrece el Festival de Escultura que se está desarrollando en el Paseo de los Museos en la zona 13. Lo único que tenía que llevar era una bata o gabacha y un dibujo que quisiera esculpir. Mi hermana Anita Cristina me dio la idea de hacer un caballito de mar porque sabe que me gustan. Así que, ocupé la primera mesa adecuada para el caso y me aventuré en la arcilla y el moldeado.

Esto fue lo que encontré en mi mesa. La compartí con cuatro personas: un padre de familia, su nena (de unos 7 u 8 años) y un joven (de unos 20 y pico). Según las instrucciones de quienes daban el taller, debíamos delinear en el bloque de arcilla, nuestro dibujo, por todas las caras del ladrillo.



Así que, tracé el caballito de mar. Me recomendaron que tomara en cuenta la base sobre la cual se sostendría mi pieza y que me tomara todo el tiempo que quisiera en dejar bien establecida la figura.



Entonces, empecé a escarbar y escarbar con varias herramientas que se llaman gubias.


Al principio, pensé que quedaría todo plano, como una especie de trofeo o algo así. Pero, gracias a la asesoría de un montón de personas, le fui dando volumen.



Confieso que, a medida que le veía forma real, mi sonrisa iba haciéndose más grandota. Me sentí como niña. Especialmente cuando mi pequeña compañera de a la par me repetía una y otra vez que qué lindo me estaba quedando el caballito y le tomaba fotos y fotos con su camarita.



No sentí las 4 horas que estuve ahí sentada. Algo así quedó por el momento. Me traje la escultura a mi casa, para seguir explorando esta rama del arte en mis tiempos libres.

¡Muchas gracias a los organizadores del Festival! Hoy aprendí a apreciar las piezas que están expuestas ahí afuera, comprendí todo lo que se requiere para darle forma a un trozo de la naturaleza y convertirla en obra de arte. Dichosos los escultores, uno se la pasa muy bien en esta faena :o)

martes, 2 de marzo de 2010

El tropezón de los recuerdos

No sé por qué mi tobillo se dobla más veces cuando uso los zapatos más cómodos que tengo y sin embargo, llega a casa intacto cuando he usado los tacones más delicados.

Hoy que salí a almorzar, por poco me voy de cara en una calle que no tenía graditas, ni grandes desperfectos. Ya no recuerdo con qué tropecé, pero mi tobillo izquierdo se dobló tanto así que me dolió hasta la rodilla.

Cojeé unos diez pasos, hasta que sentí que se iba aliviando el ardor del estirón e identificando algunos piquetazos en mis dedos pequeños del pie. Así, pasé frente a un edificio en el que trabajé hace muchos años.

La combinación del músculo resentido y los recuerdos que me empezaron a surgir, me puso muy nostálgica. Elevé la vista hacia el balcón del último piso de aquel recinto y recordé una foto que inmortaliza mis vivencias ahí.

Recuerdo y extraño esa adrenalina que me movía en el periodismo, así como extraño el pelo largo de entonces y mis ganas de cambiar el mundo en complicidad con otro buen número de locos.
Pero en este año 2010, lo que me gustaría transmitirles a algunos/as colegas es esa capacidad que teníamos de burlarnos de nosotros mismos, como una especie de autocrítica, porque no éramos perfectos y lo sabíamos.

Qué rico sentí ver atrás por unos minutos y tener la certeza de haberme gozado esa etapa. Nada me salió como yo quise, pero me sirvió para dejar nacer varias ilusiones y empezar a caminar por esta tropezada carretera.
¡Ay... mi tobillo!

lunes, 1 de marzo de 2010

Incienso, flores y música

Desde que pinté las paredes de la casita del bosque comprendo lo que significa "apropiarse del espacio". El adaptar tu entorno a las cosas que te gustan, te inspiran y te hacen sentir más cómoda, funciona para mejorar tu estado de ánimo.

Por eso, tengo algunas ideas para apropiarme de este cajoncito que tengo como oficina, aunque me hayan anunciado que tendremos una mudanza en abril. No me importa.

A mis espaldas queda una amplia ventana que da a un muro alto. Esto significa que no tengo ninguna vista, pero sí tengo ventilación y luz. Así que ya llevo días con ganas de traer flores, incienso, una maceta con hojas verdes y completar el ambiente con un poco de música ;o)

¿Alguna otra sugerencia?