lunes, 31 de enero de 2011

Somos pelotas de hule

Somos como pelotitas de hule que no paran de rebotar. Subimos, bajamos, chocamos contra otras, cambiamos bruscamente de dirección...

Y en medio de toda esa locura, a medida que recorremos espacios nuevos, caminos largos, que nos brincamos paredes altas y gruesas... vamos perdiendo pedacitos de materia hasta que un día, ya no podemos rebotar.

¿Por dónde estás rebotando hoy?




Imagen tomada de www.el-buskador.com

viernes, 14 de enero de 2011

Entumecida

La anestesia empezó a hacer efecto.

Anoche el líquido inició su recorrido por el torrente sanguíneo y hoy por la mañana ya estaba instalado en el corazón. Esa es la idea. Le he encomendado al medicamento que me lo resguarde hasta nuevo aviso.

Por eso ya empecé a dejar de sentir cuando tus palabras me tocan, cuando leo mi diario, cuando tus ojos se cruzan con los míos, cuando el sándalo se enfurece, cuando tu piel se me acerca.

Mis cinco sentidos están entumecidos, al menos mientras sana mi corazón.


lunes, 10 de enero de 2011

¿En el mar la vida es más sabrosa?

Hay algo en el mar y la arena que me atrae y a la vez me aterra. A lo largo de mi vida he oído historias de personas que mueren ahogadas durante un fin de semana familiar o un paseo con amigos.

Por eso no soy de las que desafían las olas o de las que disfrutan como los delfines. Tampoco hago surf ni navego en veleros. Apenas acerco mis pies al agua y si amanezco valiente, dejo que me revuelque un poco.

El año pasado, en aquellos meses en los que me rodeaba el frío europeo, añoraba una playita chapina, una piscina, algo que me hiciera sudar y ponerme más morena. Me imaginaba caminando por la playa y me gustaba pensar que lo hacía en compañía. Creo que todas las ganas de estar en un lugar así tenían que ver con la necesidad de una caminata romántica sobre la arena, un atardecer en paz y calor rico.

Pero, de ese tiempo para acá, muchas cosas han cambiado. He intentado convencer a algunos amigos de ir, pero creo que elegí a los menos indicados. Ahora me pregunto si vale la pena explorarla en soledad. No estoy segura si me la disfrutaré tanto.

Foto tomada de mquemefotos.blogspot.com

viernes, 7 de enero de 2011

La frialdad de las comunicaciones virtuales

Ahora que tenemos twitter, facebook, mail, mensajes de texto, chats, etcétera, siento que se está perdiendo la costumbre de conversar en vivo y a todo color. Es que, es más fácil mandar un mensaje de texto, por ejemplo, que quedar en algún lugar, vernos a la cara y preguntarnos cómo estamos, reconfortarnos e incluso, recibir un abrazo cariñoso.

Se comprende cuando la comunicación virtual es lo único que le queda a uno para no perder la relación con familiares y amigos que están lejos, en otro país. Pero lo más curioso es que lo hacemos con personas que viven en la misma ciudad, en la misma zona o a veces, en la misma oficina.

No me gusta esta frialdad. ¿Eso me hará retrógrada y conservadora?

miércoles, 5 de enero de 2011

domingo, 2 de enero de 2011

Descubrimientos de fin de año


El primer día de este año, mientras yo desayunaba, mi sobrino más pequeño me acompañaba en la mesa. Vio cómo dibujé en una libretita a un niño comiéndose un pedazo de pizza. Sus ojos se abrieron más de lo que ya están porque hice un círculo lleno de dientes y un triángulo sostenido por una línea vertical.

Durante la Nochebuena, mi otro sobrino aprendió a encender volcancitos y luces de colores. Además, durante la cena tardó varios minutos presumiendo la pierna de pollo más grande que se había comido en su vida (era una de pavo).

Ojalá no perdiéramos nunca esta capacidad de reconocer las cosas nuevas que nos da cada día, porque aunque ya estemos viejos, hay mucho que no conocemos. Lamentablemente los problemas, el trabajo, las cuentas por pagar, la inseguridad, la desconfianza... le van construyendo a uno un filtro que no deja pasar esos lindos y pequeños detalles del mundo hacia el corazón.

A mí me ha sucedido, pero en estas fiestas de fin de año tuve la fortuna de refrescarme con los descubrimientos de mis sobrinos. Yo me maravillo de verlos maravillarse. Y les tomo fotos y les grabo videos, les aplaudo o me río con ellos.

Desde que llegaron a la familia agregué el "wow" a mi vocabulario.