sábado, 31 de julio de 2010

Consejos del Movimiento Slow Food

El movimiento Slow se basa en la realización de actividades placenteras y en comer saludablemente, revalorando los afectos (con la familia, los amigos, los compañeros de trabajo) y desacelerando el ritmo de vida estresante.

Apuesta por ello, por el Slow Food en lugar del Fast Food. Así que, nos da unos prácticos consejos para unirnos a él.

-Respete sus horas de sueño. Duerma lo necesario. El sueño es la actividad reparadora psíquica y física por excelencia.

-Ingiera una dieta con alto contenido en frutas y verduras y bajo contenido en grasas.

-Practique un hobby que le dé tranquilidad. Por ej. hacer Yoga o relajación, pintar, escuchar música, cultivar una huerta, etc.

-Realice actividad física moderada (caminar o nadar por ej.), por lo menos tres veces a la semana.

-No sature su agenda de actividades, todo puede esperar (si estuviéramos muertos nadie las haría, no?), si está leyendo esto es porque esta vivo/a, disfrútelo.

-Realice una actividad a la vez, no varias al mismo tiempo.

-No mire el reloj a cada rato, de ser posible, no utilice reloj pulsera. Los fines de semana no ponga el reloj despertador, despiértese a la hora natural "solicitada" por su organismo.

-Coma despacio, mastique y salive muy bien los alimentos ante de tragarlos.

-Prepare una comida tranquilo/a y sin hacer otra cosa a la vez, como mirar televisión. Disfrute de una conversación si está comiendo junto a otras personas, en caso contrario, disfrute de la soledad pacíficamente.

-Cuando esté de vacaciones disfrute tranquilamente de la misma sin embarcarse en múltiples y agotadoras actividades diarias (por ej. realizar excursiones o salidas todo el tiempo).

-Deje tiempo en su agenda diaria para estar con personas que usted quiere o realizar actividades que le generen placer.

Imagino cómo sería el mundo si todos viviéramos a este ritmo... Slow down!

Canción de amor de la joven loca

Cierro los ojos y el mundo muere.

Levanto los párpados y nace todo nuevamente.
(Creo que te inventé en mi mente).

Las estrellas salen valseando en azul y rojo,
Sin sentir galopa la negrura:
Cierro los ojos y el mundo muere.

Soñé que me hechizabas en la cama
Cantabas el sonido de la luna, me besabas locamente.
(Creo que te inventé en mi mente).

Dios cae del cielo, las llamas del infierno se debilitan:
Escapan serafines y soldados de satán:
Cierro los ojos y el mundo muere.

Imaginé que volverías como dijiste,
Pero crecí y olvidé tu nombre.
(Creo que te inventé en mi mente).

Debí haber amado al pájaro de trueno, no a ti;
Al menos cuando la primavera llega ruge nuevamente.
Cierro los ojos y el mundo muere.

(Creo que te inventé en mi mente).

Sylvia Plath

lunes, 26 de julio de 2010

Cosas feas de la vida citadina (II)

Hoy por la mañana atravesaba como todos los días laborales, una avenida que separa el edificio donde trabajo, del parqueo.

No me había dado cuenta que un joven rapado, con uniforme de PNC, caminaba por la acera a la que yo quería llegar.

Cuando por fin me abrí paso por entre los carros que circulan frente a la oficina, corrí hacia la puerta, pero justo el muchacho iba pasando frente a mí. Me detuve para dejar que pasara, pero una frase suya hizo que mi rostro se descompusiera: "pase mamita chula, con mucho cuidadito..." y dijo algo más, pero mi memoria lo bloqueó.

Por unos segunditos quise decirle tantas cosas, pero me detuvo el hecho de que íbamos los dos solos y que la puerta de la oficina me quedaba a una decena de pasos.

En ese instante tan corto reflexioné que hacía bastante tiempo que los guardias de seguridad que hacen turno afuera de las empresas y algunos agentes de la policía, no me acosan. Usualmente me sucedía cuando no tenía carro y caminaba mucho por la ciudad. Y claro, me decían cosas obscenas. Lo de hoy, no fue nada.

lunes, 19 de julio de 2010

¿Y qué?

Por ahí dicen que los príncipes azules siempre han sido sapos y que las mujeres idealizamos a los hombres, por eso nuestra cabecita llena al corazón de altas expectativas y por ende, cuando se voltea la última página del cuento de hadas, nos damos el gran cuentazo.

Yo, a pesar de haber sobrevivido a tres grandes fracasos sentimentales y aún en el día de mi cumpleaños número 33, quiero creer que la vida está preparándome a un híbrido de príncipe y sapo (porque nadie es perfecto) que estará dispuesto a acompañarme y a ser acompañado, a compartir aventuras, travesuras y a celebrar mis ocurrencias.

Me conformo con ofrecimientos tan simples y normales como los del wedding singer.




Y ya sé que este post generará más de algún regaño de mis amigas o que los hombres se reirán de mi cursilería. ¿Y qué?

martes, 13 de julio de 2010

¿Qué más nos puede pasar?

Los lunes son simbólicos porque se supone que marcan el inicio de una nueva semana. Te recuerdan que hay una oportunidad más de hacer cosas, ya sea en el trabajo o con tu familia. Es una ocasión para empezar tu cronómetro desde cero, otra vez.

Teniendo todo eso en cuenta, no sé qué significa el cúmulo de hechos violentos con los que empezó esta semana. No sé si augura algo o simplemente es un recordatorio del país en el que nos hemos convertido.

El primer hecho no lo oí en las noticias. Lo oí en la ventana que tengo a mis espaldas, en la oficina: una serie de disparos a media cuadra del edificio. Al asomarnos a ver qué pasaba, nos dimos cuenta de que varios carros circulaban en contra de la vía, como huyendo de algo. No sabemos si fue un tiroteo entre varios vehículos o si fueron disparos al aire. Sólo vimos que quedó un carro abandonado y seguimos la trayectoria de tres ambulancias.

Como media hora después, mientras saludaba a una amiga en el chat, me cuenta que la están extorsionando por teléfono. Que alguien llamó a su casa y preguntó por un señor que ya no vive ahí y le pidió Q5,000 de "colaboración".

Mientras tanto, una cola eterna de carros, desfilaba frente al edificio. No sabemos qué pasó exactamente, pero así duró todo el día. Al parecer, muchos puntos de la ciudad estaban congestionados. Se oían bocinazos por doquier.

Durante una reunión en la que participé a mediodía, los jefes de área empezaron a comentar los hechos violentos del fin de semana: la muerte violenta de un ex diputado (cuyo carro quedó perforado por más de 150 balalazos), la muerte de un guardia del sistema penitenciario que iba en un microbús en compañía de 5 mujeres y una niña, quienes también murieron.

Por la tarde, un compañero nos despertó de nuestro letargo laboral, diciendo que había explotado una bomba casera dentro de una camioneta.

Y por si fuera poco, regresaron los asaltantes en moto. A dos compañeras que esperaban en un semáforo en rojo, les somataron la ventana del carro (que llevaban cerrada) con la cacha de una pistola para pedirles el celular. Ambas se dieron cuenta que tenían a un segundo motorista en la ventana del copiloto.

¿Qué más le puede suceder al ciudadano? Por más que intente ser prudente, tomar sus precauciones y acostumbrarse a vivir en paranoia, no se salva de ser víctima.

Esto me lleva a pensar ¿a qué hora me toca a mí? y a extrañarme de que no me haya sucedido nada violento a partir de que le robaron el radio a mi carro, hace un par de años.

miércoles, 7 de julio de 2010