martes, 18 de agosto de 2009

Instantes urbanos

El semáforo tarda en cambiar a verde, el mismo tiempo que se toma una mujer en pagar y bajar de un taxi blanco. Lo primero que toca el pavimento, es una de sus zapatillas de lentejuelas plateadas que lanzan cegadores destellos a los conductores que esperan en fila. Lo segundo, es un par de piernas flacas y pálidas a las que siguen una falda corta de lona. Su portadora está a un paso de integrarse a la ciudad, de convertirse en una más de las miles de almas agitadas que la transitan.

Sus pasos acelerados se topan con un quiosco portátil que rueda por la calle, empujado por su dueño: un vendedor de chicles que ha sellado herméticamente su negocio con tablas de madera y que lo ha convertido en una caja azul con ruedas. Seguramente lo transporta hacia algún lugar que le promete poner su mercancía a salvo.

Al atravesar la calle, una pareja de colegiales termina de besarse en la esquina. Ambos con sus mochilas al hombro y el uniforme desgarbado, entrelazan sus manos y se sonríen. Una anciana indigente los observa de reojo mientras levanta su puesto invisible de limosnas.

Todos llevan prisa: los peatones, los carros, los buses, las motocicletas. Es el momento cúspide del Centro Histórico, su instante de agitación, su hora pico. En este lapso la urbe termina su jornada laboral y la gente luce necesitada de llegar a casa. El sol, que pega de frente a las cinco y media de la tarde, hace más desesperante la huida. Su intenso color naranja, se pierde entre el rojo, el amarillo y el verde del semáforo.

A esta hora no se sabe si el sudor que corre por el rostro de los automovilistas es producto de estos atardeceres de agosto o de la urgencia de romper con la rutina de trabajo, en busca del inalterable ecosistema de su hogar, su refugio.

Un par de automovilistas bocinan violentamente. Seguro la luz ya se puso verde.

2 comentarios:

Seletenango dijo...

Lo sentí todo muy cerquita de mí. Muy poética su forma de ver lo cotidiano seño! muy poética!

Anónimo dijo...

Hermosa encuentra la vida
quien la construye hermosa.
Por eso amo en ti
lo que tu amas en mi:
La lucha por la construcción
hermosa de nuestro planeta...
OTTO RENE CASTILLO

Señorita W, no me conformo con sólo leerla... déjese ver...