viernes, 9 de enero de 2009

Nostalgia a domicilio

Llamar para que me traigan comida a la casa, me ha resultado nostálgico.

Jamás imaginé que esas llamadas tan frívolas, me llevaran a un estado de nostalgia extremo.

Al preguntar mi dirección, me dan las indicaciones de una casa que ya no frecuento, me dan el número de una tarjeta ajena y me repiten el número de NIT de esa persona que...

En fin.

Sólo lo he hecho dos veces, desde que vivo en la casita del bosque. En ambas ocasiones, se me pinchó el corazón.

Qué curioso que una banalidad como esta, se haya ido a lo más hondo de mi ser.

3 comentarios:

Allan Martínez dijo...

Estás muy sensible wewyta. Un abrazote.

Abril dijo...

Las mujeres convertimos esos detallitos en un agujerote en el corazon.

Animo!

Anónimo dijo...

Camina por donde nunca nadie antes haya caminado.

Haz lo que nunca nadie antes haya hecho.

Deja tus propias huellas y no pises sobre las huellas de los demás porque no dejaras marca.

La huella se queda
es irremediable, pero la calma viene del bosque...

¡Siga caminando Miss Wendy!